Los girasoles (en francés: Les Tournesols, en neerlandés: Zonnebloemen) es una serie de cuadros al óleo realizados por Van gogh entre 1888 y 1889. De la serie hay tres cuadros similares con catorce girasoles en un jarrón, dos con doce girasoles, uno con tres y otro con cinco.
Van Gogh pintó los primeros cuatro cuadros en agosto de 1888, cuando vivía en Arlés, en el sur de Francia, y otros tres similares en enero del año siguiente. Las pinturas están todas ejecutadas en lienzos de aproximadamente 90 x 70 cm.
Las pinturas muestran girasoles en todas las etapas de su vida, desde plenamente en flor hasta que se marchitan. En su día fueron innovadoras en el uso de todo el espectro del color amarillo, que Van Gogh empleó en una gama cromática conjunta con naranjas, ocres, marrones y beiges. El color está aplicado con pinceladas fuertes, agresivas, en pequeños toques salteados, destacando la plasticidad de la pintura, que crea un fino relieve en la tela, para dar volumen a los girasoles. Para resaltar el amarillo y el naranja, empleó verde y azul cielo en los contornos, creando un efecto de suave intensidad lumínica.
Para Van Gogh el amarillo tenía un especial simbolismo, era el color que representaba su mundo interior, hecho que se demuestra porque mandó pintar de ese color su casa en Arlés, donde por primera vez tenía algo propio, un espacio personal, que pensaba convertir en una comunidad de artistas dedicados únicamente a la creación artística. El amarillo es para el artista la vida, el calor, la luz, al ser el color del sol; como él mismo expresó en una carta a su hermano:
Ahora tenemos un calor magnífico e intenso y no corre nada de viento, es lo adecuado para mí. Un sol, una luz que, a falta de un calificativo mejor, sólo puedo definir con amarillo, un pálido amarillo azufre, un amarillo limón pálido. ¡Qué hermoso es el amarillo!
Carta a Theo nº 522
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